Lamentablemente, estas son las únicas tres
salidas que tenemos los españoles en la actualidad. Nuestra tasa de paro
asciende por momentos, la educación está siendo bombardeada y la seguridad
social, de la que presumíamos años anteriores, parece convertirse en un
privilegio más que en un derecho.
España ha perdido el norte. A los
gobernantes se les ha roto la brújula de tanto mirarse el ombligo y administrar
un dinero que no es totalmente suyo en sus propios intereses. Son, en palabras
de Arguiñano, los gàngsters
de España.
Puesto
que hay tanto de lo que hablar, me centraré en el sector que más me duele, por
mi profesión y mi vocación: la educación. Y voy a dar mi sincera opinión, desde
el respeto y mi escasa experiencia como maestra.
¿Por
qué ha fallado la educación en España?
La
respuesta a esta cuestión se debe, principalmente a tres razones:
Una
educación politizada
A
lo largo de los últimos 40 años, hemos tenido en España hasta 7 leyes de
educación. Esto se debe a que, como explica perfectamente el documento Educación
y futuro digital del CES. Don Bosco, la educación ha estado en manos del
sistema político que gobernaba en cada caso. Cada vez que el gobierno cambiaba
de ideología política, se paralizaban los movimientos que el anterior partido
hubiera realizado en la legislatura, y se promulgaban otras leyes que cambiaban
todo el sistema o parte de él.
El
resultado de esto es que la educación nunca se ha estabilizado, y no ha dado
tiempo material de ver si los cambios favorecerían o no la realidad educativa,
sino que, por el contrario, el cambio continuo de leyes han dado lugar, entre
otras cosas, a una bajada estrepitosa del nivel académico, fracaso escolar,
desmotivación por parte del alumnado y del profesorado y críticas constantes
entre los partidos políticos.
Ignorancia
por parte de quien aprueba estas leyes
Las
leyes orgánicas se aprueban en el congreso de los diputados, según lo que he
leído sobre la aprobación
de la LOE. Para que una ley se apruebe, debe haber mayoría absoluta en el
congreso, si me he informado bien (que lo he intentado).
Pero
en caso es que no he encontrado referencias sobre la formación de cada
individuo que forma el congreso. ¿Hay algún maestro/a? ¿Profesor/a de
secundaria, ciclos formativos o universidad? ¿Alguien que conozca la historia
de la educación del país y tenga experiencia en primera persona en las aulas?
Pues
bien, este es el problema.
Seguramente
si me pidieran que aprobase una ley sobre el tratamiento de aguas en Galicia y
yo tengo formación en administración y dirección de empresas, por poner un
ejemplo, no tendría ni pajolera idea de qué respuesta sería mejor, de los
inconvenientes y las ventajas que conllevaría esa aprobación y de lo que
supondría para el pueblo.
Falta
de confianza en que las cosas vayan a mejorar
Estos
dos motivos anteriores, que ya se alargan demasiado en nuestra historia
contemporánea, han creado en la población en general la sensación de que las
cosas no van a mejorar.
Ya
no creemos en ningún partido político. Todos nos parecen ladrones, egoístas y
narcisistas.
“Y
bien, tras todas estas críticas, ¿qué necesita entonces la educación, niña
repelente?”, se preguntarán. Necesita compromiso, unanimidad en decisiones,
despolitizarse completamente y mirar por el futuro. Una sociedad no es nada sin
educación, igual que un niño es un animal si no recibe principios de conducta
básicos.
Por
tanto, y para ir acabando, esto es lo que yo haría para mejorar la situación
educativa:
- Despolitizar lo máximo posible las decisiones que se tomen en educación, y si no puede ser posible, encerrar a los políticos en una habitación y no dejarles salir hasta que se pongan de acuerdo en un sistema educativo que pueda favorecer a la población.
- Hacerles firmar a los mismos políticos un documento en el que se comprometan a no modificar esa ley en un mínimo de 10 años (cuando realmente se empiezan a ver resultados).
- Diseñar programas experimentales en algunos centros antes de aplicar dicha ley en todo el territorio nacional.
- Tener en cuenta la opinión de educadores con experiencia que viven día a día en el aula y son los que, en definitiva, van a salir beneficiados o no con dicha ley.
- Renovar, entre todos, la imagen de los docentes en la sociedad. Hacer ver a la población que también trabajamos, y que nuestra responsabilidad también es muy grande.
- Innovar en nuevos recursos para el aprendizaje que se adapten a nuestras necesidades actuales, como el trabajo con las TIC o el trabajo cooperativo.
- Fomentar la creatividad en el alumnado y animarles a que expresen su opinión.
- Premiar al que se esfuerce por ser algo más que famoso y no aplaudir tanto a una persona reconocida en la sociedad por haber participado en un reality show.
No
quiero pensar que no podremos ser capaces de realizar estos cambios en algún
momento. Y vosotros, ¿qué pensáis? ¿Seremos capaces de mejorar algún día?