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EL AMOR Y LA LOCURA


[Esta fotografía pertenece a El jardín de los sentidos, un lugar mágico situado en Altea, Alicante]

Había una vez, antes de que existieran los humanos y los sentimientos se mezclaran con ellos, un jardín mágico donde vivían en armonía todos los sentimientos. Cada uno cumplía con su función y rara vez se reunían todos. Pero un día, decidieron hacer algo diferente...
— ¡Podemos jugar al escondite!— gritó la Locura, al tiempo que daba pequeños saltos.
— ¿Y cómo se juega a eso? Yo no voy a ser capaz, seguro... —dijo entre sollozos el sentimiento deInferioridad, que tanto se creía que era peor y pequeño a los demás, que había acabado por verse enanito y feo.
— ¡Claro que vas a saber, es muy fácil! —contestó el Optimismo con energía— Tienes que esconderte en un lugar en el que no te pueda encontrar nadie. Si eres el último en salir de tu escondite, has ganado. Y si te da tiempo antes de que te vea el que la queda, puedes salvar a todos tus compañeros.
La Curiosidad observaba muy atenta la escena. Finalmente, cuando a todos les quedaron claras las reglas del juego, la Locura dijo que ella la quedaría y todos empezaron a esconderse, cada uno a su ritmo...
El Pesimismo se juntó con la Inferioridad y se quedaron un gran rato ahí parados sin saber qué hacer. Total, iban a perder seguro...
La Alegría estuvo trotando con una gran sonrisa hasta que encontró el lugar perfecto para ella: un árbol alto y frondoso.
A la Pereza le entró un sueño tremendo y en lugar de ponerse a buscar su escondite, decidió echarse una siestecita.
La Sabiduría estuvo un rato sopesando en qué lugar tendría menos probabilidades de ser descubierto y, como no podía ser de otra manera, eligió camuflarse entre las hojas de un gran libro.
Y así, uno a uno, todos los sentimientos se fueron escondiendo, salvo el Amor, que por más que buscaba, no encontraba ningún lugar que le gustara.
De pronto, la Solidaridad, apareció en su camino y le dijo sonriente que había visto el lugar perfecto: un hermoso rosal situado junto al lago. Al amor le encantó la idea y fue hacia allí acompañado de la Solidaridad, que le ayudó a subir por el tallo de una de las rosas. Una vez que llegó arriba, se refugió entre los pétalos y, como iba vestido de color rojo, se camufló a la perfección.
Cuando el último sentimiento encontró su escondite, la Locura acabó de contar y empezó a buscar a sus compañeros con ansia.
Al primero que encontró fue a la Pereza, roncando como un ogro. Un poco más alejados seguían el Pesimismo y el sentimiento de Inferioridad. También encontró pronto al Nerviosismo, que se había refugiado entre un matorral y hacía mover las hojas con sus impulsos nerviosos.
La Sabiduría se hizo más de rogar, pero debió tener algún error en su estudio de probabilidades, porque también fue descubierta. Y uno a uno, la locura dio con todos sus compañeros.
Bueno, no con todos. Sólo faltaba uno: el Amor. Lo buscó incansablemente durante horas, pero no aparecía. Finalmente, la Envidia, cabreada porque había perdido, le chivó a la locura el paradero del Amor.
Y la Locura, loca de contenta porque sabía dónde se encontraba el último sentimiento, fue corriendo hacia el rosal y comenzó a mover las rosas de un lado hacia el otro con energía y entusiasmo.
De repente, se escucharon unos gritos agudos que provenían desde lo alto de una de las rosas:
— ¡Para, para ya por favor! ¡No las muevas más!
Y la Locura, obediente, paró. Cuando todos consiguieron distinguir al amor de entre los pétalos de la rosa, se quedaron petrificados. Al mover la Locura el rosal con tanta energía, le había clavado al Amor los pinchos del tallo en los ojos, que ahora sangraba abundantemente.
— Lo siento, Amor. No me he dado cuenta. Lo siento, de veras... — pero ya no había solución: elAmor se había quedado ciego.
Y la Locura, arrepentida por su acto impulsivo, le hizo una promesa al Amor:
— Ya no vas a poder ver y todo por mi culpa. Sólo se me ocurre una solución: a partir de ahora seré tu lazarillo. Prometo ser tus ojos en todo momento y lugar. No me separaré de ti nunca.
Y por eso siempre decimos que EL AMOR ES CIEGO, Y QUE SIEMPRE VA ACOMPAÑADO DE LA LOCURA*.
Este cuento es una adaptación propia que he hecho de un cuento popular anónimo que me contó en una ocasión un cuentacuentos. Hoy lo quería compartir con vosotros, por si alguno desconocía la historia. Lo escuché por primera vez cuando tenía 12 años y cada vez que lo leo o lo reescribo me sigue fascinando.
*Si quieres descargar el cuento para guardarlo o leerlo en alguna otra ocasión, haz clic en este enlace.

4 lectores opinan:

Isi G. dijo...

Este cuento me gusta mucho, la verdad es que cada vez que lo leo me gusta más :)

Un beso^^

ty dijo...

Me alegra que te guste. A mí me encantó cuando lo escuché, hace ya 10 años y aún me sigue fascinando. Ni te imaginas la de versiones que he hecho de la historia... :)

Un saludo!

luis rafael borbón jeane dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
luis rafael borbón jeane dijo...

Precioso este cuento, Sara.

Un saludo.

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